Ayer el cuerpo me pedía juerga y se la di de la buena - Antonio Criado
Mar, Dic 15, 2015
��Gracias Maestro!
Mis queridos amigos, yo, con los años aprendí, que cuando el corazón te pide algo dáselo: Si y digo ésto, porque quitando estas elecciones, donde estoy de espectador y “crítico”, desde los años 70 no he parado ni para coger impulso y claro, ya sabéis los que habéis participado de ésto, que no queda tiempo para la familia, los amigos o para ser tú y la cultura que te rodea, que es tuya, que se te metió por los poros, de tu cuerpo, en esta Andalucía nuestra.
Y fue curioso, mira que me llegan invitaciones, de todas clases, que yo declino porque soy más bien rarillo, pero vi colgada en las páginas de Utrera que mi profe Paco Arjona, hacia una ZAMBOMBA, en su Sala de ArTre y que en el cartel decía claramente entradas agotadas. Pues nada, me impulsé y dije: -Esperanza, yo quiero ir.
Esperanza exclamó: -“Si hombre, para teatro estamos nosotros”.
-Esperanza por favor yo quiero ir. Esperanza dime que sí. Y Esperanza dijo bueno, pero a ver que nos va a costar.
Cojo el teléfono y le pregunto a Paco, Paco ¿No Habrá dos entradillas por algún rincón? Paco me contesta “para los amigo nos
apretamos un poco, claro que sí”.
Esta tarde tras estar toda la mañana trabajando en el campo, comimos, nos arreglamos y tiramos para la sala ArTre de Utrera, y teníamos nuestras sillas tal como me dijo Paco.
Para los que no sepan que es una Zambomba, pues es un instrumento de percusión por frotación, pero aquí, en esta bendita tierra, es también una fiesta flamenca, muy tradicional del pueblo, donde todos cantaban a la Navidad. Cada uno traía lo poco que tenía y allí cantaban, vivían y comían; todos eran una gran familia.
Pues bien, yo no participaba en algo así desde hacía más de sesenta años y no sé por qué extraña razón este año todo fue ver el cartel y darme un salto el corazón.
No se podéis imaginar como he gozado, disfrutado y participado con los cinco artistas que han participado de la fiesta flamenca en familia, más Paco, que tras escuchar la letra de unas sevillana por villancico, le pidió al artista, Jesús Navarro que las repitiera y él las bailaba en solitario.
No se podéis imaginar cuánto arte, cuánto duende se palpaba en aquella Sala, viviendo a tope algo mágico, algo para mí, sublime.
Han sido dos horas y media maravillosas, donde me han trasportado a mi niñez, donde en aquellas fiestas mi padre, que cantaba muy bien y mi hermano Segundo, cantaban y cantaban, sentados en aquella sencilla mesa, donde lo único que había era amor. Ya que entenderán ustedes que estoy hablando de los años 55 -56, donde un pollo en salsa, unas castañas en dulce y unas tortitas hecha en casa, era todo un acontecimiento.
Pero en verdad, lo grandioso, era tenerlos a todos sentado alrededor de aquella mesa, con una copa de cisco encendida y los que teníamos luz eléctrica, éramos unos afortunados. Los vecinos venían con sus generosos platos de lo poquito que tenían, los mayores bebían el vino que horas antes habíamos traído de la taberna más cercana y la fiesta, siempre recuerdo, con los mayores y medianos achispado, abrazados, llorando y a la cama.
Vuelvo a lo sabio que es el cuerpo, que sabe que es lo que necesita y en verdad yo necesitaba un chute en vena de cariño hacia mí mismo, cogidos de la mano, Esperanza y yo, vibrábamos con el extraordinario ambiente, que el maestro Paco ha creado en su casa. Con una Sala llena a rebosar, que cantaba, bailaba y acompañaba a los artistas. Un marco perfecto para mi vuelta por un rato, a mi niñez, rodeado de todo los míos que hoy me faltan.
Y es lo que yo repito siempre, abraza a tus gente ahora que puedes, que después los echará mucho de menos y ya no podrás…
Y fue curioso, mira que me llegan invitaciones, de todas clases, que yo declino porque soy más bien rarillo, pero vi colgada en las páginas de Utrera que mi profe Paco Arjona, hacia una ZAMBOMBA, en su Sala de ArTre y que en el cartel decía claramente entradas agotadas. Pues nada, me impulsé y dije: -Esperanza, yo quiero ir.
Esperanza exclamó: -“Si hombre, para teatro estamos nosotros”.
-Esperanza por favor yo quiero ir. Esperanza dime que sí. Y Esperanza dijo bueno, pero a ver que nos va a costar.
Cojo el teléfono y le pregunto a Paco, Paco ¿No Habrá dos entradillas por algún rincón? Paco me contesta “para los amigo nos
apretamos un poco, claro que sí”.
Esta tarde tras estar toda la mañana trabajando en el campo, comimos, nos arreglamos y tiramos para la sala ArTre de Utrera, y teníamos nuestras sillas tal como me dijo Paco.
Para los que no sepan que es una Zambomba, pues es un instrumento de percusión por frotación, pero aquí, en esta bendita tierra, es también una fiesta flamenca, muy tradicional del pueblo, donde todos cantaban a la Navidad. Cada uno traía lo poco que tenía y allí cantaban, vivían y comían; todos eran una gran familia.
Pues bien, yo no participaba en algo así desde hacía más de sesenta años y no sé por qué extraña razón este año todo fue ver el cartel y darme un salto el corazón.
No se podéis imaginar como he gozado, disfrutado y participado con los cinco artistas que han participado de la fiesta flamenca en familia, más Paco, que tras escuchar la letra de unas sevillana por villancico, le pidió al artista, Jesús Navarro que las repitiera y él las bailaba en solitario.
No se podéis imaginar cuánto arte, cuánto duende se palpaba en aquella Sala, viviendo a tope algo mágico, algo para mí, sublime.
Han sido dos horas y media maravillosas, donde me han trasportado a mi niñez, donde en aquellas fiestas mi padre, que cantaba muy bien y mi hermano Segundo, cantaban y cantaban, sentados en aquella sencilla mesa, donde lo único que había era amor. Ya que entenderán ustedes que estoy hablando de los años 55 -56, donde un pollo en salsa, unas castañas en dulce y unas tortitas hecha en casa, era todo un acontecimiento.
Pero en verdad, lo grandioso, era tenerlos a todos sentado alrededor de aquella mesa, con una copa de cisco encendida y los que teníamos luz eléctrica, éramos unos afortunados. Los vecinos venían con sus generosos platos de lo poquito que tenían, los mayores bebían el vino que horas antes habíamos traído de la taberna más cercana y la fiesta, siempre recuerdo, con los mayores y medianos achispado, abrazados, llorando y a la cama.
Vuelvo a lo sabio que es el cuerpo, que sabe que es lo que necesita y en verdad yo necesitaba un chute en vena de cariño hacia mí mismo, cogidos de la mano, Esperanza y yo, vibrábamos con el extraordinario ambiente, que el maestro Paco ha creado en su casa. Con una Sala llena a rebosar, que cantaba, bailaba y acompañaba a los artistas. Un marco perfecto para mi vuelta por un rato, a mi niñez, rodeado de todo los míos que hoy me faltan.
Y es lo que yo repito siempre, abraza a tus gente ahora que puedes, que después los echará mucho de menos y ya no podrás…
A mi querido amigo Francisco Arjona.
Antonio Criado Barbero.
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